¿Se avecinan turbulencias? Cómo los aranceles de EE.UU. podrían sacudir a los gigantes Boeing y Airbus

Cuando la geopolítica toma las riendas del comercio mundial, pocas industrias sufren tanto como la aviación. Y con los rumores de nuevos aranceles estadounidenses resonando a través del Atlántico, los dos pesos pesados de la aviación mundial, Boeing y Airbus, podrían tener un viaje turbulento.

Un tango transatlántico

Primero, un breve repaso. La rivalidad entre Boeing y Airbus no es sólo una cuestión de ingeniería aeronáutica, sino una larga partida de ajedrez económico entre Estados Unidos y la UE, cada uno acusando al otro de subvenciones injustas. Es una saga que ha durado décadas y ha llegado varias veces a la Organización Mundial del Comercio.

Por eso, cuando se habla de nuevos aranceles estadounidenses, ya sea a las importaciones europeas en general o a las aeroespaciales en particular, no se trata sólo de una postura política. Puede cambiar las reglas del juego.

Equilibrio en Boeing

A primera vista, Boeing podría parecer blindada. Al fin y al cabo, si Estados Unidos impone aranceles a las piezas aeroespaciales o a los aviones europeos, ¿no perjudica eso a Airbus?

Sí y no.

Sin duda, los aranceles podrían dar a Boeing una ventaja competitiva a corto plazo en el mercado nacional. Las aerolíneas podrían considerar más caros los aviones Airbus, lo que las empujaría hacia Boeing. Pero aquí está el truco: la cadena de suministro aeroespacial es profundamente global. Boeing adquiere componentes en todo el mundo, incluida Europa. Si los aranceles afectan a determinadas piezas o sistemas de alta precisión, los costes de producción de Boeing también podrían aumentar. Por no mencionar que cualquier arancel de represalia de la UE sobre productos estadounidenses podría perjudicar a las propias exportaciones de Boeing.

Airbus: ¿nubarrones o resquicio de esperanza?

Airbus, por su parte, tiene un as en la manga. Con una huella de producción cada vez mayor en EE.UU. (en particular, su línea de montaje de Alabama), Airbus ya se ha posicionado para capear las tormentas arancelarias con más elegancia. Los aviones ensamblados en suelo estadounidense podrían esquivar lo peor de los aranceles.

Pero aun así, los aranceles suponen fricciones. Significan retrasos, costes añadidos, incertidumbre en los contratos a largo plazo. Para una empresa que se nutre de acuerdos plurianuales e intrincadas redes de suministro, eso son malas noticias. Las aerolíneas también podrían retrasar o renegociar los pedidos si los precios se vuelven volátiles.

Para los inversores: Cuidado con el cielo y los titulares

Para los operadores e inversores, la clave no está sólo en las tarifas en sí, sino en los retórica a su alrededor. Los mercados son hipersensibles a las señales de conflicto comercial, y en un sector en el que un acuerdo puede valer miles de millones, incluso los pequeños cambios de opinión pueden mover la aguja.

Esté atento a lo que ambas empresas digan sobre sus carteras de pedidos, previsiones de entregas y gestión de costes en los próximos resultados. No pierda de vista tampoco a las empresas relacionadas con la cadena de suministro, como Safran, Rolls-Royce o Spirit AeroSystems, que alimentan tanto a Boeing como a Airbus y podrían ser los canarios en la mina de carbón.

Descenso final

Los aranceles son, en el fondo, una herramienta contundente en una industria finamente afinada. Para Boeing y Airbus, los próximos meses podrían ser menos sobre nuevos diseños de aviones, y más sobre la navegación de las turbulencias geopolíticas. Como siempre en la aviación, los mejores pilotos e inversores saben mantener una mano firme en el yugo.

 

Descargo de responsabilidad: Esta información tiene únicamente fines educativos y no constituye asesoramiento en materia de inversión. Los mercados financieros entrañan riesgos, y las rentabilidades pasadas no son indicativas de resultados futuros. Realice siempre su propia investigación y busque asesoramiento profesional antes de tomar decisiones de inversión.